Mi querido compañero. Universidad Pedro De Gante.
Quizá sea un supuesto carente de todo el valor empírico, pero resulta curioso comprobar como al pedirle a alguien que se auto defina, una inefable sensación de inseguridad se apodera de sus sentidos, dejándolo solo ante su propio e inquietante silencio. Quizá entonces no encuentre el adjetivo idóneo para hacerlo, o aquellos apelativos que rondan en su mente suelan soberbios entre sus labios; puede simplemente que sea inescrutable interrogante tenga sobre su persona al efecto paralizador del frió, quizá porque nunca antes se cruzo en su camino.
Y es que las personas avanzamos sin un aparente rumbo fijo, como si cada trazo de nuestro recorrido fuese producto del dadivoso azar, pero nuestro subconsciente bien sabe que no es así; cada uno de nuestros caos representa una estela imborrable en el maravilloso pasaje de nuestra vida, y es huellas que a veces desearíamos borrar, pisotear para hacerlas desaparecer de nuestro trayecto, son las piedras del sendero que nos conducirán hacia nosotros mismos.
Ser los mejores y únicos de nuestro propio destino no es una cuestión fácil, pues es probable que a veces nos falte una herramienta tan sencilla como útil para hacerlas desaparecer de nuestro trayecto, son las piedras del sendero que nos conducirán hacia nosotros mismos.
Ser los mejores y únicos guías de nuestro propio destino no es na cuestión fácil, pues es probable que a veces nos falte una herramienta tan sencilla como útil para hacerlo con determinación, sin mirar atrás, pero muestras nuestra personalidad crece y se hace fuerte, las personas que nos quieren nos darán una buena perspectiva de nuestro verdadero yo.
Y he aquí un buen ejemplo tantas mañanas compartidas son muchos minutos de recuerdos indelebles, de instantes pequeños que hacen la vida grande. Desde un discreto silencio, ese compañero o compañera que habita en el pupitre de al lado, ha observado maravillado nuestra genuina forma de escribir, y conoce incluso mejor que a notros mismos, la forma abstracta de nuestra grafías. Entiende el porque de nuestra sonrisa tímida, o porque nos gusta o disgusta un color. Vaticina nuestras intervenciones e incluso intuye que vamos a decir; sabe estar a la altura en nuestros días tristes y celebra como suya nuestra sonrisa tímida, o porque nos gusta o disgusta un color. Ese compañero o compañera con el que crecimos o al que la sabia casualidad puso un día en nuestro camino, sabe mucho mas de nosotros de lo que pudiéramos creer o imaginar, porque lejos de quedarse en la cubierta, quiso descubrir las paginas del interior, para formar parte de nuestra historia.